miércoles, marzo 14

Fondo


Pensé que hablar de mi padre ya no causaba daño. Cuando tenía 18, me subí a su colectivo sin darme cuenta.   Cuando vi sus ojos por el retrovisor, penetrantes, como tratando de entender qué era lo que yo estaba pensando, sentí miedo. Él no podía verme débil, así que miré hacía la ventana, ojeando un libro, estaba leyendo "La tregua" de Benedetti, realmente no leía, sólo me aferraba al libro, como si fuera mi última oportunidad de sobrevivir. No le podía permitir el lujo de verme llorar, ni siquiera ver mis ojos aguosos. Ese era el tiempo en que le odiaba. Había dejado de ir a la iglesia hace un año...cuando leía la biblia a diario, me sentía en paz, pero hace un año que me sentía podrida, mi lado más negro se apoderó por completo de mi sistema nervioso, y yo lo odiaba. Me mordía el labio...le pagué el pasaje, me miró y dijo: "Déjalo", como si me estuviera haciendo un favor, le miré firmemente, seguramente entendió que yo no iba a tolerar su "bondad" y estiró su mano para recibir las cuatro monedas. Se suponía que me bajara en el colegio, me bajé 10 cuadras más arriba. No podía más. Necesitaba bajar, pero sin llorar. "No llorí weona, no llorí, no le des el gusto de verte llorar, no llorí Cami, por fa, no llorí." Una y otra vez me lo repetía. Fueron los 15 minutos más largos de la vida. Corrí calle abajo, camino al liceo. Compré un cigarro, sí, fue el primer cigarro que compré, antes había fumado, pero nunca necesité comprar uno. Llegué a la sala, me senté, comenzaron las clases, un buen amigo, que ya no es mi amigo, me miró y preguntó si me había pasado algo, que me había visto correr cuando él pasó en la micro. Lo detesté por haber preguntado aquello. Lloré, lloré...cubrí mi cara y fue inútil. Mis compañeros en círculo diciendo: "No llores Camila, tú eres fuerte". Qué ganas de decirles que no soy lo que ellos creen...¿Qué imagen es la que proyecto? Después de eso no recuerdo haber llorado nuevamente, de hecho, hablar del tema ya no me causaba dolor. Antes cada vez que preguntaban por él, lloraba...dolía tanto.
El día domingo jugó el Colo. No debí haber salido aquel día. Nunca pensé antes que podía hacer lo que hice esa noche. Las conversaciones con los chicos nunca son tan profundas, no es algo que me halla preocupado antes, nunca pensé en contar algo así a ellos. Todo empezó porque dije algo como "Piden licencia para conducir, deberían pedir licencia para ser padre! Hay personas que no lo merecen". Ellos se lo tomaron mal, desde ahí en adelante todo se fue a la mierda. Dijeron: "Tú tienes a tu mamá y a tu papá, deberías estar agradecida". Nada me conocen, pensé, pero no lo tomé a mal, ellos no son cercanos a mí, no tienen por qué saber que sólo la tengo a ella. "Ese viejo culiao me cagó la vida, por su abandono soy lo que soy, una insegura de mierda, tú no sabí el daño que puede causar una wea así, tampoco espero a que lo entiendas, ni que me compadezcas, este es mi dolor, no quiero su lástima". Una frase jaló a la otra desde lo más hondo de mi entrañas y esa jaló otra desde mucho más allá. Y de pronto me vi diciendo: "Realmente hubiese preferido no haber nacido, que mi mamá halla abortado, nos habría hecho un favor a todos, a mí y sobre todo a ella." Las réplicas de esta frase fueron como estocadas, diciéndome cobarde, mal agradecida, y todo esa sarta de sermones que dicen todos cuando escuchan frases como estas salir de mis labios, por eso prefiero callarlo, no necesito que me digan cobarde, cuando lo tengo absolutamente claro. No necesitaba que dijeran "Tú eres una mina bacán", si lo único que se me viene a la cabeza responder es: "Si fuera tan bacán no me abandonarían todos". Esa, esa respuesta atrae más y más reclamos. Estaba sangrando lágrimas, ya no lloraba, quería dejar de hablar del tema. Ese puto maricón no se merecía que estuviera llorando por él otra vez! Ya había sanado, se suponía que sí, por qué lloraba? ...me preguntaba una y otra vez...por qué estoy llorando!! ...no quería llorar, pero insistían...Uno de ellos me abrazó, no necesitaba su abrazo, no quería simplemente que me miraran, sentía asco de mí. Tenía que parar la angustia de algún modo. Y me dejé caer más abajo del suelo...Perdón mamá.